Hermana a la que le encanta follarse a su hermano

Estaba medio dormido cuando mi hermana entró en mi cuarto sin avisar ni importarle lo que yo estuviera haciendo, fue hacia la ventana y se puso a mirar fuera, mientras yo me incorporé apoyándome sobre los codos.

“¿Qué coño estás haciendo hermana?”, dije un poco enfadado con ella.

“Espera”, dijo, saludando con la mano.

“Qué estás mirando”

“Mamá, se va a trabajar”

“Sí, se va a trabajar todas las mañanas”, puntualicé.

“Ya está, ya se ha ido”, se giró y se quedó al pie de la cama. Fue entonces cuando me di cuenta de que sólo llevaba un camisón rosa fino de seda.

“Qué”, pregunté mientras ella me miraba.

“Entonces, ¿todavía te acuestas sin nada puesto?”, dijo.

“¿Cómo sabes eso?”

“Porque mi sexy hermanito, puedo ver a través de la sábana”

Había sido una noche calurosa y una sábana era todo lo que necesitaba. No hice nada para taparme, lo que ella pudiera o no pudiera ver me daba igual.

“Y lo que quieres decir es…”

Ella arrastró un poco los pies.

“Lo que quiero decir es, mi hermanito, que cuando me viste desnuda el otro día en la ducha me puse a pensar y…” tiró de la cuerda de su camisón y lo dejó resbalar por sus hombros hasta el suelo.

“Pensé que necesitabas tener una mejor visión de mí, esto es, si no la lograste cuando yo estaba en la ducha”

Mi mente viajó al momento de su ducha, cuando entré y la pillé en bolas

“Si no lo hice entonces, lo he hecho ahora”

Se quedó ahí un rato. Sus tetas eran bastante bonitas, la verdad, no muy grandes pero bonitas, y en la parte de abajo, bueno, no tenía mucho vello, lo tenía recortadito.

“Bueno”, dijo ella

“¿Bueno qué?”

“¿Vas a follarte a tu hermana o no”

Me sorprendió lo directa que fue,

“Sí, me encantaría”, tiré de la sábana para descubrir mi cuerpo desnudo y lanzó un gritito ahogado con emoción,

“Vaya, eso si que es una buena polla, hermanito, algo a lo que hincarle el diente”, se rió

“Bueno, no te quedes ahí parada, empieza a chupar”

No necesitó que se lo pidiera dos veces. Se puso entre mis piernas y se metió mi gran polla en la boca. No iba a hablar mucho, pero por qué iba a hacerlo. Trabajaba con la boca como si lo hubiera hecho mil veces antes, sabía dónde darme exactamente y cuando tuvo bastante de chupármela, se movió por todo mi cuerpo, besándome por todo el camino hasta llegar a mi cara.

“Ahora quédate quieto mientras te follo bien”, dijo sonriendo

Se puso a horcajadas sobre mí y tocó la punta de mi polla con su clítoris

“Oooh, eso me gusta”, gimió levemente

Pronto estaba dentro de ella, no se equivocaba cuando decía que iba a follarme bien. Estaba tan cachonda que no sabía si iba a estar a su altura, se movía de lado a lado y de delante hacia atrás, mi polla se movía con ella mientras sus orgasmos venían una y otra vez. Agarrándola con fuerza la tumbé sobre la cama para poder tomar el control del ritmo y entonces la follé lentamente esta vez, metiéndole hasta el fondo mis 18 centímetros todo lo lejos que podía.

“¿Te gusta eso?”, le dije en una embestida

“Sí, puedo sentirlo muy dentro de mí”, abrió las piernas todo lo que podía y seguí embistiendo, se puso a gritar de placer mientras otro orgasmo la invadía, pero esta vez parecía todavía más excitada.

“Dios, ese ha sido el mejor de todos”, gimió

“Te ha gustado entonces”

“Sí, hazlo un poco más”

“Lo haría, pero me voy a correr”, se inclinó y me besó en la boca

“Córrete, hermanito”

“¿Puedo hacerlo dentro de ti?”

“Sí”, susurró en mi oído

Entonces fluyó fuera de mí mientras la metía y sacaba de su coño rápido y fuerte, y se agarró a mí hasta que había terminado de bajar del cielo.

“Cómo te has sentido”, me preguntó,

“Joder, ha sido genial, no me había dado cuenta del polvazo que tenías hasta ahora”.

Hubo muchas más ocasiones como esta desde entonces, y desde aquel día mi hermana y yo nos lo hemos montado una y otra vez, de la cama a la ducha, disfrutando el uno del otro.